Por Otros MundosAC/ Chiapas
Hoy, lunes 27 de abril de 2015, se cumplen cinco años del asesinato de la defensora de derechos humanos mixteca Alberta Cariño Trujillo, mejor conocida como Bety Cariño, y del activista finlandés Jyri Jaakkola. Tenían respectivamente 37 y 38 años cuando fueron acribillados a balazos en una emboscada preparada por paramilitares de la Unión de Bienestar Social de la Región Triqui (UBISORT) a la altura de la comunidad de La Sabana, municipio de San Juan Copala, mientras andaban en una Caravana Humanitaria. Querían brindar apoyo y documentar las violaciones a los derechos humanos perpetuadas por grupos paramilitares en contra de la población indígena triqui de este municipio, reconocido en ese entonces como autónomo desde al año 2007.

Hacerle justicia recordando y siguiendo su lucha
“Tenemos que preguntarnos: «¿ A quién estamos pidiendo justicia?» A los mismos que han permitido que sucedan estos hechos, ¿verdad?”, comentó Carmen, hermana de la luchadora poblana, en entrevista con Otros Mundos A.C.. “Es necesario construir otra forma de justicia. Sí es importante hacerlo en los tribunales, pero no sólo. Es necesario hacer justicia también recordándola y reivindicando por qué Bety fue asesinada ese 27 de abril del 2010: porque era una mujer que defendía la vida, la tierra, el agua, las montañas, los derechos de las mujeres, y que estaba comprometida con las luchas de los pueblos”, añadió Carmen. “Luchaba por la vida todos los días, todo el tiempo: con la Red Mexicana de Afectados por la minería (REMA), contra la Parota, contra las represas, contra los proyectos eólicos…”

Los familiares de Bety Cariño habían invitado también a colectivos de Querétaro, Nuevo León, Chiapas y de la Ciudad de México. Además, recibieron a otras victimas de la violencia de Estado, como Edith Rosales, sobreviviente de la masacre de Atenco en 2006, y José Luis Abarca Montejo, hijo del activista antiminero Mariano Abarca Roblero, asesinado por sicarios el 27 de noviembre de 2009 en su pueblo de Chicomuselo (Chiapas) por resistir a la minera canadiense Blackfire. El fundador de la Fundación Ambientalista Mariano Abarca (FAMA), miembro de la Red mexicana de Afectados por la Minería (REMA), que coordinaba Bety Cariño, se había despedido de la defensora dos días antes de su asesinato, al cerrar un encuentro contra la minería en San Luis Potosí. “Cuando mi padre empezó a actuar contra la minería, había máximo 50 personas que entendían su lucha. Hoy son mucho más, y no sólo en Chicomuselo, sino en todo Chiapas, y en otros estados. Bety fue una gran mujer por toda la valentía que ha tenido y me siento orgulloso de ella como de mi padre”, confió José Luís Abarca Montejo.
VIDEO. Discurso de Bety Cariño después de la muerte de Mariano Abarca
La compartición se cerró con una ceremonia maya en memoria de Bety Carino, Jyri Jaakkola y todos y todas los hombres y las mujeres que han muerto luchando por la defensa de su pueblo. Los participantes se dirigieron al parque central de Chila de las Flores, para invitar al pueblo a un evento cultural en homenaje a la “Pitaya”. Unas doscientas personas se sentaron a oír a l@s amig@s y admiradores/as de Bety Cariño declamar y cantar los poemas escritos por la activista quien solía expresar su digna rabia en versos. El hijo de Mariano Abarca leyó un comunicado de la REMA denunciando que “el estado mexicano ha perpetuado su apuesta a la espiral de violencia” que “hoy más que nunca, es evidente está dirigida a la criminalización de la protesta, a la privación de libertad de líderes sociales y fomenta la desaparición forzada dirigida a los luchadores y las luchadoras sociales, defensores y defensoras de la Madre Tierra”. El evento terminó con el corrido a Bety Cariño, cantado por todo el público.
AUDIO. El corrido de Bety Cariño
Al día siguiente, los familiares de Bety Cariño llevaron a sus invitad@s al panteón de Chila de las Flores, para recogerse en el lugar donde habían “sembrado” a la luchadora, como dicen ellos, y cosechar junt@s su herencia.
Fotos: Otros Mundos
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